martes, 16 de abril de 2013

ERRORES Y MILAGROS POR VIVI CERVERA HO´OPONOPONO.

Una de las emociones que nos hacen más pesados como seres humanos es la culpa. Esa nostalgia, esa tristeza por creer haber causado algún daño, dolor o experiencia negativa en alguien más. Y es en esos momentos cuando hay algo que debemos saber: que nacimos para cometer errores. Quizá es por eso que una de mis canciones favoritas es Human de la legendaria banda ochentera Human league, la cual dice esto mismo: soy de carne y hueso, nacido para cometer errores. Y la primera vez que escuché esto en la temática de la canción, me llegó al alma como si jamás hubiera sabido esta gran verdad, como si otra canción no hubiera podido explicármelo mejor.
De mí puedo contarte que me he equivocado cientos de veces. Cometí y continúo cometiendo errores por montón como si de practicar un deporte se tratara. Experimento miedo, duda, culpa, arrepentimiento, remordimiento y más. Pero en medio de toda la confusión me ocupo de limpiar, me ocupo de decirle a la divinidad: TE AMO. TE AMO. TE AMO. GRACIAS POR ESTA EXPERIENCIA. GRACIAS. Pronuncio esto sin hacerme preguntas, sin reclamar y el gran premio es que muy por debajo de estas hermosas palabras limpiadoras hay una voz que me tranquiliza y que me dice que cada error me hace fuerte y que me convierte en quien soy a cada segundo que va transcurriendo. Esa voz me dice que si me equivoco no es por mala, sino por todo lo contrario, por inocente, porque para bien o para mal, esta es la manera como se aprende en la tierra y porque así es la naturaleza humana, así fue como comencé a caminar cuando vine al mundo, cayéndome.
También he comprendido que en ocasiones esta es la única manera de avanzar y que después hay descansos cortos o prolongados, para que al cabo de algún tiempo nuevos desafíos vuelvan a aparecer en el camino. El asunto es que si esta es mi manera de avanzar, yo la bendigo. Esa suave voz que vive entre, detrás y a través de las 4 palabras sanadoras me dice que mis errores propician la corrección y precipitan milagros, entonces yo le creo.
Me siento satisfecha porque entre cada una de mis fallas me encuentro de frente con esas 4 palabras sagradas: lo siento, perdóname, gracias, te amo. Como si ellas me aguardaran siempre, como si fueran el premio durante y después de la caída, como si encendieran una luz donde sólo hay oscuridad, como si todo eso que experimento fuera parte de lo perfecto, como efectivamente es.
Me siento agradecida por el privilegio de escribir esto para ti, porque quizá mis palabras te ayuden a comprender tu historia personal, así como la de las demás personas. Cuando se logra perdonar la huella humana que cubre cada parte de tu historia, se abre una puerta al auto perdón, una puerta al lugar en donde las respuestas divinas y los milagros no se hacen esperar.

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