martes, 18 de diciembre de 2012

LEMURIA.


La Era Lemuriana tuvo lugar aproximadamente, entre 4,5 millones años a.C. y cerca de unos 12.000 años. Hasta el hundimiento de los Continentes de la Lemuria, y más tarde, de la Atlántida, existieron 7 grandes continentes sobre este Planeta. Los territorios pertenecientes al continente gigantesco de la Lemuria incluían extensiones geográficas que ahora se encuentran bajo el Océano Pacífico, así como también Hawai, Islas Orientales, las Islas Fiji, Australia y Nueva Zelanda. También abarcaba territorios el Océano Índigo y Madagascar. La costa oriental de la Lemuria también se extendía hasta el Estado de California, en los Estados Unidos, y parte de British Columbia, en Canadá. Por mucho tiempo, antes de la caída en su nivel conciencial, los Lemurianos vivían en una frecuencia correspondiente a la Quinta Dimensión (5D), y eran capaces de cambiar/trasladarse hacia delante o hacia atrás, de la Quinta a la Tercera Dimensión, y viceversa, a voluntad y sin mayor problema. Esto podían hacerlo cuando lo desearan, solamente con la intención y las energías del corazón.
La raza Lemuriana era una mezcla de seres que inicialmente vinieron principalmente, de Sirio, Alfa Centauro, aunque, un número más pequeño de ellos provenían de otros planetas. Finalmente, estas razas se mezclaron en conjunto sobre la faz de la Tierra, y terminaron formando la Civilización Lemuriana. Para decir lo menos, ésta fue una mezcla alucinante de razas. Realmente, la Lemuria fue la cuna de la civilización sobre este Planeta, fue la “Tierra Natal” que ayudó al eventual nacimiento de muchas otras civilizaciones. De forma posterior, la Atlántida se constituyó como otro Continente.



El Continente de la Lemuria prosperó grandemente hasta alcanzar -por algunos millones de años- un estado paradisíaco y mágico. Finalmente, como resultado de guerras entre los Continentes más grandes del Planeta, se produjeron grandes devastaciones en estos dos Continentes de la Lemuria y la Atlántida. Hace unos 25.000 años, la Atlántida y la Lemuria constituían las dos más altas y grandes civilizaciones de ese tiempo, pese a lo cual, estuvieron batallando entre ellas, sobre la predominancia y validez de cada una de sus propias ideologías. Ellos tenían dos diferentes ideas acerca de cómo debían conducirse las demás civilizaciones existentes sobre la faz de la Tierra. A ese nivel, los Lemurianos creían que aquellas otras civilizaciones con un nivel cultural menos evolucionado, debían proseguir su proceso evolutivo por sí mismas, a su propio ritmo, de acuerdo a su grado de comprensión y prosiguiendo el sendero elegido por ellos mismos.
Por su parte, los Atlantes creían que todas aquellas culturas menos evolucionadas, debían pasar a dominio y control de las dos civilizaciones más evolucionadas. Esto causó una serie de guerras termonucleares entre la Atlántida y la Lemuria. Más tarde, cuando las guerras habían terminado y todo el polvo de estas conflagraciones se había asentado, no hubo ganadores.
Durante estas guerras devastadoras, la gente que era altamente civilizada rebajó este su avance a niveles muy bajos, hasta que finalmente, ellos se dieron cuenta de la futilidad de sus comportamientos bélicos. Al final, la Atlántida y la Lemuria se convirtieron en las víctimas de su propia y mutua agresión, y de esa manera, la Tierra Natal de ambos continentes llegó a debilitarse grandemente a causa de esas guerras. La gente, a través del Clero Sacerdotal, fue luego informada que dentro de menos de 15.000 años, ambos continentes (Lemuria y la Atlántida) se irían a hundir completamente dentro del mar.
Los Lemurianos y Atlantes de aquellos días, en razón a que el tiempo de vida de la gente de esos tiempos, era por lo general, de 20.000 a 30.000 años, entendieron que muchas de las gentes que habían sido responsables de los grandes estragos resultantes de las conflagraciones bélicas, vivirían en esos años del anunciado hundimiento, precisamente, para experimentar la destrucción de estos continentes.
En los tiempos de la Lemuria, el actual Estado de California en los Estados Unidos, era parte de los territorios Lemurianos. Cuando los Lemurianos se dieron cuenta que su tierra estaba destinada a perecer, pidieron a Shamballa -la cabeza (ciudad Capital) de la Red Intraterrena de Agartha- el permiso para construir una ciudad debajo del Monte Shasta, en función de preservar su cultura y sus registros.
En función de que a ellos se les conceda el permiso para construir una ciudad y así formar parte de la Red de Ciudades Subterráneas de Agartha, ellos -los Lemurianos- tenían que demostrar que habían aprendido sus lecciones referidas a desechar las guerras y la agresión.. También ellos tenían que probar ello ante otras instancias como la Confederación Galáctica de Planetas. De esa manera, debían demostrar este su aprendizaje de tales lecciones para así poder ser admitidos nuevamente como miembros de la Confederación Galáctica.
Cuando les fue concedido el permiso para construir su ciudad, se entendió que esta área sobreviviría los cataclismos que ocurrirían sobre la faz de la Tierra. Para ello se contaba con una caverna en forma de domo muy grande que existía dentro del Monte Shasta. Los Lemurianos construyeron su ciudad a la cual la llamaron Telos, nombre que en ese tiempo también representaba el nombre de toda esa área, incluyendo California, y la mayor parte de los Estados Unidos que ahora se la conoce como el Sud-Oeste estadounidense. Así, Telos también incluía todos los territorios ubicados al Norte del Monte Shasta, y toda aquella región a lo largo de la costa occidental hasta una parte de British Columbia, hoy formando parte de Canadá. El nombre Telos significa “Comunicación con el Espíritu”, “Unidad con el Espíritu”, “Entendimiento con el Espíritu”.
Cuando Telos fue construida, fue diseñada para albergar a una población de 200.000 gentes como máximo. Sin embargo, cuando comenzaron los cataclismos en la Lemuria, solamente 25.000 personas pudieron llegar a la montaña y salvarse. Este es un número aproximado de lo que quedó de la cultura Lemuriana en la Tercera Dimensión (3D). Con la debida anticipación, se habían trasladado los registros y archivos, desde la Lemuria a la ciudad subterránea de Telos donde se habían construido los correspondientes Templos. La manifestación de la explosión que destruyó este Continente, vino un poco más temprano de lo que se esperaba, y ésa es la razón por la que mucha gente no pudo llegar a tiempo al Monte Shasta. Se conoce que la Lemuria, la Amada Tierra Natal, se hundió de la noche a la mañana, de un día para otro.
El Continente se hundió de una forma tan tranquila que casi todos los Lemurianos estaban totalmente ajenos a lo que estaba ocurriendo. Prácticamente, todos estaban durmiendo cuando ocurrió este hundimiento. En esas horas no existían condiciones climatológicas inusuales, y, de acuerdo a una transmisión de Lord Himalaya dada a través de Geraldine Innocenti, el año 1959 (la Llama Gemela del Maestro El Morya), una gran parte de los Sacerdotes que habían permanecido fieles a la Luz y a sus sagrados llamados, se mantuvieron en sus puestos y sin mayores muestras de miedo, hasta el final, cual si fueran capitanes de un barco que se hundía. Estos Sacerdotes permanecieron cantando y orando mientras se hundían debajo de las olas del mar.
Según él, “tiempo antes de que el Continente Lemuriano se hundiera, los Sacerdotes y las Sacerdotisas de los Templos, fueron advertidos acerca de los cambios cataclísmicos venideros, y, de esa manera, varios Focos o Antorchas del Fuego Sagrado fueron trasladados a Telos, mientras que otros fueron transportados a otros territorios que no irían a ser afectadas. Muchas de estas Llamas fueron llevados al Continente de la Atlántida, a una específica ubicación, y fueron mantenidos y sustentados allí, por un considerable período de tiempo, mediante aplicaciones espirituales diarias.”
Justo antes de que la Lemuria se hundiera, algunos de estos Sacerdotes y Sacerdotisas que inicialmente habían sido trasladados a la Atlántida, decidieron retornar a sus hogares en la Lemuria, y voluntariamente, decidieron irse abajo a las profundidades del mar, conjuntamente el territorio y su gente, dando así, la asistencia necesaria con su radiación energética, y extendiendo el suficiente confort y la pérdida del miedo a toda la gente que se hundía conjuntamente la Lemuria. Ellos ofrecieron esta su ayuda para contrarrestar el miedo, el cual generalmente, aflora simultáneamente a la acción cataclísmica.
Estos benefactores amorosos, por la radiación energética recibida de su Dios, lograron controlar las energías y su sacrificio, logrando, literalmente, envolver las auras de la gente que se hundía. Así, en un manto de paz, asistieron a la creación de una liberación del miedo, y, de esa manera, los cuerpos etéricos de esas corrientes de vida no fueron severamente afectados por el temor. Esa fue la forma en la que los cuerpos etéricos de estas gentes se preservaron para futuras reencarnaciones, eximiéndose de tener que experimentar consecuencias trágicas más grandes.”
En el Libro de Lord Himalaya titulado: “Un Puente hacia la Libertad”, difundido en 1959, se dice lo siguiente: “Muchos miembros del Sacerdocio, ubicados estratégicamente en pequeños grupos a nivel de varias áreas, una vez que se inició el hundimiento, comenzaron a cantar y a orar, a medida que se sumergían bajo las aguas. La melodía que ellos cantaron fue la misma que hoy es conocida como “Auld Lang Syne” (N del T.: No conozco la traducción del título de esta canción, tampoco es posible traducirlo, ya que estas palabras no existen en el Diccionario) . La idea por detrás de esta acción era liberar a esta gente del impacto que cada una de estas experiencias horrorosas podía haber dejado una cicatriz muy profunda y un trauma en el cuerpo etérico y la memoria celular de la gente, cuya curación les hubiera tomado muchas reencarnaciones.
A través de la acción y el sacrificio de aquellos Sacerdotes que habían elegido permanecer juntos en grupos, cantando en las horas finales de la Lemuria, pudo mitigarse mucho del miedo emergente en esos momentos, y así se pudo mantener cierto nivel de armonía entre la gente. De esta manera, el daño y los traumas a las almas de aquellos que perecieron en el hundimiento fueron grandemente disminuidos. Se dice que aquellos Sacerdotes, conjuntamente los músicos, cantaron y oraron hasta que las olas y el agua habían alcanzado el nivel de sus bocas. Entonces, fue cuando ellos perecieron.
Durante la noche, mientras las masas de los Lemurianos dormían bajo un estrellado cielo azul, todo terminó; la Amada Tierra Natal se sumergió bajo las olas y las aguas del Océano Pacífico. Ninguno de los Sacerdotes había abandonado su puesto, y menos alguno de ellos había puesto en evidencia miedo alguno. ¡La Lemuria se hundió con dignidad!
“Auld Lang Syne” fue la última canción que se había escuchado sobre el territorio de la Lemuria, en esos momentos del hundimiento.
La canción que ellos cantaron fue nuevamente puesta de manifiesto por parte de alguna gente de la Tierra, específicamente, a través de la gente irlandesa, y, en esta canción, se introdujeron palabras muy proféticas. “Deben los viejos conocidos ser olvidados”. De verdad, nosotros somos estos viejos conocidos, reuniéndonos nuevamente, vale decir, aquellos de nosotros pertenecientes a este reino físico con esos otros seres amados de una dimensión superior, nuestros antiguos amigos y miembros de nuestras familias de Telos, “todavía invisibles” para nuestro actual sentido de la vista, aunque, con un poco de suerte, por poco tiempo más.
Mis amigos, escuchen estas dos próximas dos frases muy bien en sus corazones. Antes de que nuestra Amada Lemuria se hundiera completamente, se había profetizado que un día, en algún futuro distante, muchos de nosotros nos iríamos a juntar nuevamente como grupo, y que cantaríamos esta canción otra vez, con el absoluto conocimiento de que la Victoria de la Tierra se la había ganado. El tiempo que ahora estamos viviendo no significa otra cosa que la celebración de este día largamente esperado, y el consiguiente cumplimiento de esta increíble profecía. Nosotros estamos ahora iniciando esa “reunión” largamente esperada.
Casi con lágrimas en mis ojos, quiero hacerles conocer de parte del Maestro Adama que, muchos de ustedes que están leyendo estas palabras, estuvieron entre esas almas valerosas que sacrificaron sus vidas por el gran beneficio del colectivo de aquella humanidad Lemuriana. Entonces, aplaudamos vuestro valor de ese entonces, y regocijémonos porque -una vez más- estamos afrontando juntos este retorno, para continuar nuestra gran Misión Lemuriana de ayudar al Planeta Tierra y a su humanidad, en este proceso de su gloriosa ascensión.
Un aspecto de la misión de los Lemurianos en Telos, ha sido la de mantener el equilibrio y las energías de la conciencia de ascensión para el Planeta Tierra, hasta un determinado momento en el que sus habitantes puedan hacer esto por sí mismos. Ahora ha llegado el tiempo para nuestras dos civilizaciones, la Lemuriana Intraterrena y la humanidad de la superficie, puedan hacerlo juntas como “Un Solo Corazón”.

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