- Bien, hijo, es hora de irnos.
El hombre asombrado preguntó:
- ¿Ya? ¿Tan pronto? Tenía mucho planes...
- Lo siento pero es el momento de tu partida.
- ¿Qué traes en la maleta? -preguntó el hombre.
Y Dios le respondió:
- ¡¡¡Tus pertenencias!!!
- ¿¿Mis pertenencias?? ¿Traes mi cosas, mi ropa, mi dinero?
Dios le respondió:
- Eso nunca te perteneció. Eran de la tierra.
- ¿Traes mis recuerdos?
- Esos nunca te pertenecieron. Eran del tiempo.
- ¿Traes mis talentos?
- Esos no te pertenecieron. Eran de las circunstancias.
- ¿Traes a mis amigos y a mis familiares?
- Lo siento. Ellos nunca te pertenecieron. Eran del camino.
- ¿Traes a mi mujer y a mis hijos?
- Ellos nunca te pertenecieron. Eran de tu corazón.
- ¿Traes mi cuerpo?
- Nunca te perteneció. Ése era del polvo.
- Entonces... ¿traes mi alma?
- ¡No! Ésa era mía.
Entonces el hombre, lleno de miedo, le arrebató a Dios la maleta y al abrirla se dio cuenta que estaba vacía. Con una lágrima de desamparo brotando de sus ojos, el hombre dijo:
- ¿Nunca tuve nada?
- Así es. Cada uno de los momentos que viviste fueron sólo tuyos. La vida es sólo un momento. ¡¡Un momento sólo tuyo!! Por eso, mientras estés a tiempo, disfrútalo en su totalidad. Que nada de lo que crees que te pertenece, te detenga. ¡Vive el Ahora! ¡¡¡Vive tu vida!!! Y no te olvides de SER FELIZ, ¡es lo único que realmente vale la pena! Las cosas materiales y todo lo demás por lo que luchaste, ¡se quedan aquí! ¡NO TE LLEVAS NADA! Valora a quienes te valoran, no pierdas el tiempo con alguien que no tiene tiempo para ti.
Gracias Fátima por esta reflexión.
Martin.
telopegr.
Gracias Fátima por esta reflexión.
Martin.
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