bootstrap slider by WOWSlider.com v8.5
WOWSlider.com
bootstrap
slider by WOWSlider.com v8.5
Foto: © SHUTTERSTOCK
La muerte explicada por una niña con cáncer terminal
«Cuando yo muera, creo que mi madre sentirá nostalgia. Pero
yo no tengo miedo a morir. ¡Yo no nací para esta vida!»
Como médico oncólogo, ya endurecido con largos 29 años de
actuación profesional, puedo afirmar que he crecido y he cambiado con los
dramas vividos por mis pacientes. No conocemos nuestra verdadera dimensión
hasta que, golpeados por la adversidad, descubrimos que somos capaces de ir
mucho más allá.
Me acuerdo con emoción del Hospital del Cáncer de
Pernambuco, donde di mis primeros pasos como profesional… Empecé a frecuentar
la enfermería infantil y me apasioné por la oncopediatría.
Viví los dramas de mis pacientes, niños víctimas inocentes
del cáncer. Con el nacimiento de mi primera hija, comencé a asustarme al ver el
sufrimiento de los niños.
¡Hasta el día en que un ángel pasó a por mí! Mi ángel vino
en forma de una niña de 11 años de edad, ya probada por dos largos años de
tratamientos diversos, manipulaciones, inyecciones y todas las incomodidades
que provocan los programas químicos y las radioterapias.
Pero nunca vi a este pequeño ángel flaquear. La vi llorar
muchas veces; también vi miedo en sus pequeños ojos; al fin y al cabo, ¡esto es
humano!
Un día llegué al hospital muy temprano y encontré a mi
pequeña ángel sola en la habitación. Pregunté por su madre. La respuesta que
recibí, aún hoy, no consigo contarla sin experimentar una profunda emoción.
— Tío, me dijo ella — a veces mi madre sale del cuarto para
llorar a escondidas en el pasillo… Cuando yo muera, creo que ella va a sentir
mucha nostalgia. Pero, yo no tengo miedo a morir, tío. ¡Yo no nací para esta
vida!
Le pregunté: — ¿Y qué es la muerte para ti, querida mía?
– Escucha, tío, cuando la gente es pequeña, a veces, nos
vamos a dormir a la cama de nuestro padre, y al día siguiente nos despertamos
en nuestra propia cama, ¿a que sí? (Recordé a mis hijas, en la época en que
eran niñas de 6 y 2 años, con ellas yo hacía exactamente igual). Esto mismo es.
– Un día yo me dormiré y mi Padre vendrá a buscarme. Me
despertaré en la casa de Él, ¡en mi verdadera vida!
Me quedé estupefacto, no sabía qué decir. Me impactó la
madurez con que el sufrimiento había acelerado la visión y la espiritualidad de
aquella niña.
– Y mi madre me recordará con nostalgia – añadió ella.
Emocionado, conteniendo una lágrima y un sollozo, le
pregunté:
– ¿Y qué significa la nostalgia para ti, querida mía?
– ¡La nostalgia es el amor que permanece!
Hoy, a los 53 años de edad, desafío a quien quiera a dar una
definición mejor, más directa y simple de la palabra nostalgia: ¡es el amor que
permanece!
Mi angelito ya se fue hace muchos años. Pero me dejó una gran
lección que ayudó a mejorar mi vida, a intentar ser más humano y cariñoso con
mis pacientes, a revisar mis valores. Cuando la noche llega, si el cielo está
limpio y veo una estrella, para mí es «mi ángel», que brilla y resplandece en
el cielo.
Imagino que ella es una estrella fulgurante en su nueva y
eterna casa.
Gracias angelito, por la vida bonita que tuve, por las
lecciones que me enseñaste, por la ayuda que me diste. ¡Qué bueno que existe la
nostalgia! El amor que queda es eterno.
Por el Dr. Rogério Brandão, oncólogo brasileño
Artículo publicado en el blog Pen
ileño
No hay comentarios:
Publicar un comentario