Cosmos, Hologramas y Matriz Holográfica
Se reproduce bajo estas líneas una síntesis de la entrevista realizada a Emilio Carrillo por l@s amig@s de Stopped Everything Project (SEP).
Su título es “Cosmos, Hologramas y Matriz Holográfica” y en ella se profundiza
acerca de algunos de los contenidos del capítulo sexto, “Física de la
Deidad ”, del libro Dios que Emilio acaba de concluir y cuya
"Introducción" se ofreció en la anterior entrada de este blog:
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Hologramas y holografía
Hola, Emilio. Nuestro interés por hacerte esta
entrevista nace al leer tu último libro, titulado Dios. Más concretamente, su
sexto y último capítulo, dedicado a la
Física de la
Deidad.
¡Aja…!
En él te refieres a la
Matriz Holográfica y manifiestas que el Cosmos, en su
globalidad, y cada uno de sus componentes, también la experiencia humana, son
realmente hologramas.
No es que lo diga yo, que es lo de
menos, sino que ello se corresponde con la nueva visión que nos está ofreciendo
la ciencia contemporánea. Como se analiza con detalle en ese capítulo del libro
Dios, la “realidad” -el mundo y el Cosmos en el que el ser humano
despliega su experiencia vital y consciencial- es un magno escenario
holográfico donde:
+la masa es sólo una “propiedad” que un bosón (vibración del
vacío) otorga a las partículas elementales;
+el volumen es, en sí mismo, una ilusión; y
+la materia y la energía no son sino pura “apariencia”, pues su
esencia es vibracional y, en última instancia, vacuidad.
Me gustaría que ahondásemos en ello a lo largo de esta
conversación. Si te parece, puedes empezar aclarando qué es un holograma.
El término “holograma” deriva de “holos” y “grama”, que en griego significan,
respectivamente, “todo” o “completo” y “mensaje” o “cosa escrita”. Por tanto,
etimológicamente, un holograma es tanto un medio de transmisión de información
(“cosa escrita”) como la información misma (el contenido del “mensaje”). Eso
sí, la información se caracteriza por ser total y completa.
Se relaciona de algún modo con el vocablo “holístico”.
Comparten la misma raíz: “holos”. Más específicamente, “holístico” viene de
“holismo”: “Doctrina que propugna la concepción de cada realidad como un todo
distinto de la suma de las partes que lo componen”.
La interjección “hola” que tanto utilizamos está igualmente relacionada con
ello, por lo que expresa, aunque en su uso cotidiano no se sea consciente, una
salutación “global”, que abarca no sólo a nuestro componente físico-corpóreo,
sino a todos los que se integran en la experiencia humana, también la dimensión
espiritual que todos atesoramos.
Curioso…
Con esta base, el Diccionario de la
Academia Española de la
Lengua otorga al vocablo “holograma” dos posibles acepciones:
“placa fotográfica obtenida mediante holografía”; e “imagen óptica obtenida
mediante dicha técnica”.
Y ¿qué es la holografía”?
El mismo Diccionario ofrece una definición bastante elaborada: “Técnica
fotográfica basada en el empleo de la luz coherente producida por el láser. En
la placa fotográfica se impresionan las interferencias causadas por la luz
reflejada de un objeto con la luz indirecta. Iluminada, después de revelada, la
placa fotográfica con la luz del láser, se forma la imagen tridimensional del
objeto original”.
Expresado más coloquialmente, la holografía es una técnica avanzada de
fotografía consistente en crear imágenes tridimensionales. Para esto se utiliza
un rayo láser, que graba microscópicamente una película fotosensible. Esta, al
recibir la luz desde la perspectiva adecuada, proyecta una imagen en tres
dimensiones. Y estas grabaciones reciben el nombre de hologramas.
¿De cuándo arranca la holografía y, por ende, el uso de
hologramas?
Los principios teóricos de la holografía fueron desarrollados por el físico
británico de origen húngaro Dennis Gabor en 1947, que obtuvo por esto el Premio
Nobel de Física en 1971. Originalmente, Gabor sólo quería encontrar una manera
para mejorar la resolución y definición de las imágenes del microscopio
electrónico. Llamó a este proceso holografía, ya que los hologramas mostraban
un objeto completamente y no sólo una perspectiva.
Sin embargo, los hologramas de Gabor eran muy primitivos a causa de las fuentes
de luz tan pobres de las que se disponía. Hubo que esperar años para que la
holografía se perfeccionara gracias al desarrollo del láser.
Holismo y reduccionismo
Y ahora, aunque suponga apartarnos momentáneamente de lo
científico para entrar en lo filosófico, la doctrina holística que antes
mencionaste choca frontalmente con la perspectiva reduccionista hoy imperante
en la ciencia.
Como insisto en el libro Dios, la
Humanidad , en su proceso consciencial y evolutivo, camina
hacia una visión superadora de la “experiencia dual” con la que hasta ahora ha
venido contemplado la vida y la realidad. Así, dejará atrás la vigente
“consciencia egocéntrica” y los dualismos y dicotomías a ella asociados e irá
adquiriendo –lo está haciendo ya- una “Consciencia de Unidad”. Desde esta nueva
consciencia, las escuelas filosóficas denominadas “holismo” y “reduccionismo”
no se hayan enfrentadas, sino que ofrecen ópticas complementarias acerca de una
misma cosa.
Como antes recordé, el holismo propugna la concepción de cada realidad como un
todo distinto de la suma de las partes que lo componen. El reduccionismo, en
cambio, parte del postulado central de que la naturaleza de las cosas complejas
se reduce a la suma de cosas más simples o fundamentales. Pero ambas
percepciones no chocan, sino que complementan al integrarlas en lo que, desde
tiempos remotos, corrientes y escuelas espirituales muy diversas han compartido:
“todo es suma de partes y forma parte de una suma superior, aunque cada parte
es a su vez el Todo”.
Pero ¿cómo una parte, cada parte, puede ser el Todo?
Se entenderá mejor cuando, a lo largo de este diálogo, nos adentremos en la
percepción holográfica del Cosmos y en la
Matriz Holográfica. Ahora, quizás baste con subrayar que los
hologramas pueden fraccionarse y cada una de las partes resultantes contiene
información suficiente para reproducir la imagen completa.
En la fotografía convencional se almacena un registro punto por punto de la
intensidad y color de la luz. Si cortamos la fotografía con una tijera, la zona
descartada se pierde para siempre y ya no la podemos recuperar del resto de la
imagen. En un holograma, en cambio, lo que se graba no es sólo la intensidad,
sino el patrón de interferencia de la luz incidente en cada punto de la imagen
con respecto a un láser de referencia. Para hacerlo se usa un rayo de
referencia que es combinado con la luz de la escena. Si ambos rayos provienen
del mismo láser, se crea una interferencia óptica debido a la superposición de
ondas de luz. Ese patrón es almacenado en la placa holográfica. Si alguien
decide cortar un holograma en trozos, cada uno de ellos seguirá reproduciendo
la escena completa, sólo que a menor calidad.
La observación de la
Naturaleza nos proporciona numerosos casos de “hologramas
naturales”. Sin ir más lejos, el propio cuerpo humano: cada una sus cien
billones de células porta toda la información genética de una persona.
¿Estamos, entonces, ante el fin del reduccionismo?
No estamos ante su “fin”, sino ante la necesidad de su plena y coherente
integración en una perspectiva unificada –ni parcial ni dualista- de la vida y
la realidad. El reduccionismo, sus aportaciones, son importantes y deben ser
tenidas muy en cuenta. Pero la
Humanidad se está adentrando ya en una nueva consciencia desde
la que se percibe la necesidad de desarrollar paradigmas más avanzados para
entender la realidad y, en paralelo, resolver ciertos problemas.
El paradigma holográfico
El núcleo central de este nuevo paradigma es el que
ofrece la llamada Hipótesis Holográfica
El físico David Bohm fue el primero en describir el paradigma holográfico. Su
pensamiento estaba en entera oposición al reduccionismo y a la idea asociada de
que el tiempo, el espacio y la materia son objetos independientes de su
medición. Para Bohm, el mundo es complejo e interrelacionado: un objeto
holístico al estilo de la metafísica de los místicos. Bohm, además, colaboró
con el cirujano Karl Pribram en la elaboración de una teoría de la memoria
humana, que la describe como una impresión holográfica.
Ya en el tránsito entre el siglo XX y XXI, surgió y se desarrolló el llamado
“Principio Holográfico”, que arranca de las teorías de la gravedad
cuántica propuestas por Gerard 't Hooft (Premio Nobel de Física en
1999) y Leonard Susskind (en el año 2003 presentó la idea de la
Teoría de Cuerdas, siendo el primero en hacerlo). Sus
propuestas giran en torno a un postulado central: la entropía de una región del
espacio o de una masa ordinaria es directamente proporcional no a su volumen,
sino a su área superficial. Por esto, la masa, como señalaba al inicio de esta
entrevista, no ocupa un volumen -tal como hasta ahora pensábamos y nuestros
sentidos corpóreo-mentales parecen mostrar-, sino un área. Y esto desemboca en
una conclusión sorprendente: el volumen es, en sí mismo, ilusorio; y el
Universo es, realmente, un holograma.
He leído que los denominados agujeros negros son una
acabada y completa plasmación, al alcance ya del ojo humano, de estos novedosos
paradigmas.
El estudio de los agujeros negros, que con su apetito voraz son capaces de
alterar la trama misma del espacio-tiempo, ha dado pie a muchas teorías audaces
de Universos paralelos comunicados entre sí: Universos en racimos, que conviven
en una continuidad espacio-temporal en un eterno presente. Todas las épocas
serían contemporáneas en un presente infinito.
Y como todo está interrelacionado y se despliega en la “Consciencia de Unidad”,
hay personas que fuera del ámbito científico han comenzado a percibir esta
nueva visión de las cosas.
En la literatura no científica existen muchos exponentes
al respecto.
¡Muchos! Como botón de muestra, ni más ni menos que Jorge Luis Borges, todo un
pionero al respecto, pues en su antología El jardín de senderos que se
bifurcan, incluye un cuento -Tlön, Uqbar, Orbis Tertius- en el que
se anuncia el descubrimiento de una enciclopedia que describe el mundo conforme
a nuevas leyes físicas.
En él se inspiró el escritor chileno Sergio Meier para crear su
espléndida novela La
Segunda Enciclopedia de Tlön, donde se describe un futuro
hipotético en el que un grupo de programadores, llamado los “Alquimistas de la
Matriz ”, generan una serie de Universos virtuales, unos
encajonados dentro de otros. Y el autor nos sumerge en un mundo en apariencia
extraño, donde las realidades son hologramas sintéticos de dimensiones
cósmicas.
¿Tienen contrincantes esos “Alquimistas de la
Matriz ”?
Sí. Son un grupo de personajes que emprenden una larga e intensa búsqueda para
averiguar la verdad acerca de esos Universos virtuales. Entre tales personajes
se hallan las recreaciones de Isaac Newton y Gottfried Leibnitz, quienes,
enfrentados en un titánico duelo intelectual, terminarán por descifrar el
misterio que envuelve a todos estos Universos: el "paradigma
holográfico".
El Mega-Holograma Omniversal
Y tú, ¿qué nos dices?
No es sencillo de sintetizar, pero lo intentaré. Lo primero es comprender que
el Universo actualmente conocido y reconocido por la
Humanidad se integra en un Omniverso que es, en su totalidad y
plenitud, un inconmensurable Mega-Holograma, una colosal Matriz Holográfica.
El Mega-Holograma Omniversal está conformado por infinidad de hologramas
multidimensionales de muy diferente envergadura. Unos deviene de otros en
escalas y niveles fractales y todos se hallan interconectados e
interrelacionados entre sí, a modo de gigantesca red estructurada en una gran
diversidad de Dimensiones.
¿Cuál es el origen de tamaño Mega-Holograma?
¿Te refieres a la
Vibración Pura y Primigenia de la que hablas dentro del
capítulo dedicado a la Física
de la Deidad
en tu libro Dios?
Así es. La Vibración
Pura y Primigenia (VPP) emana, de manera natural y en la
instantaneidad, del Vacío: del Todo Absoluto, que es la
Nada Absoluta.
El Todo Absoluto (Vacío) es Inmanifestado (inabordable en ideas, pensamientos,
conceptos, palabras o esquemas mentales). Y la
VPP , fluyendo de él, es su Manifestación (Vibración) primordial
y exclusiva, desenvolviéndose en su seno y “llenándolo” completamente. De este
modo, otorga aspecto de “espacio” a lo que carece de principio y de fin, pues
es inabarcable. La gradación o frecuencia de la
VPP es infinita y constante.
¿Y el Haz de Reverberación Coherente?
En su desenvolvimiento en el Todo Absoluto, la
VPP reverbera (“hace eco”) en el propio Vacío. Esta
Reverberación de la VPP
(R-VPP) es vibración de frecuencia finita y se despliega y expande en el
“espacio” de vibración infinita configurado por la
VPP al “llenar” el Vacío.
Lo hace partiendo de una Reverberación Primordial (el “primer eco”) de altísima
frecuencia vibracional (cuasi-infinita). Y, a partir de ahí, en “ondas”
sucesivas y concadenadas (cadena de “ecos”) de gradación vibracional
decreciente en la medida que se van “alejando” (puede valer el símil de los
círculos concéntricos que se crean a partir del impacto de una piedra en el
agua de una laguna, aunque, en este caso, no son círculos, sino frentes de onda
sin límite ni forma) de la
Reverberación Primordial que les dio origen.
Es de este modo como la
Reverberación de la
VPP (R-VPP) se configura cual Haz de Reverberación Coherente
que se despliega (“proyecta”) en el “espacio” generado por el desenvolvimiento
de la VPP en el
Todo Absoluto (Vacío), actuando así cual fuente de Proyección Holográfica. Su
despliegue es fractal y como frentes de onda de frecuencia finita y
escalarmente descendente: franjas vibratorias de frecuencias múltiples, con una
amplitud predeterminada y una cierta distribución de fase para cada nivel
fractal y escalar.
El desenvolvimiento holográfico en el seno del Mega-Holograma
Volviendo al Mega-Holograma, ¿cómo se produce en su seno
el desenvolvimiento y despliegue hasta ir dando lugar a los Universos y mundos
holográficos?
Tal desenvolvimiento es “descendente” –desde los ámbitos holográficos mayores
hacia los menores- y, como ya he resaltado, de perfil fractal. Con estas bases,
tal desenvolvimiento puede resumirse la siguiente forma:
1º. El Cosmos está conformado por infinidad de MultiOmniversos.
En el seno de cada uno hay infinidad de Omniversos, de gran diversidad en
cuanto a su naturaleza y configuración, por más que en todos ellos se repitan
una serie de pautas y patrones comunes.
2º. El plano de existencia donde se desenvuelve la experiencia
humana se integra en un Omniverso concreto dentro de tal infinidad. Por ello y
desde la perspectiva humana, puede ser denominado Omniverso Local (OL). Y es
una proyección holográfica, vibracional y fractal (PHVF de Nivel 1 o PHVF-N1)
del Centro o Punto de Unificación del MultiOnmiverso al que pertenece.
3º. Por esto, el Omniverso Local es un colosal Mega-Holograma o
Matriz Holográfica. Y tiene un Centro –Centro Omniversal- desde el que surgen
como proyección holográfica, vibracional y fractal (PHVF de Nivel 2 o PHVF-N2)
una ingente cantidad de Unidades Multiversales y Supersimétricas (UMS), que se
agrupan en torno a él a modo de enorme red y son la estructuras de referencia
–nudos holográficos de una red virtual- del Omniverso Local.
4º. Cada UMS es un Multiverso dentro del Onmiverso Local. Y en
su seno se repite el modelo anterior, pues cada una cuenta con un centro
(Cenums) de cuya proyección holográfica, vibracional y fractal (PHVF-N3)
aparecen multitud de Subunidades Multiversales y Supersimetricas (SUMS), que se
agrupan como red en torno al Cenums. Igualmente, cada UMS tiene un límite
exterior, como si tratara de su “epidermis holográfica”, aunque, dada su pureza
vibracional, es tremendamente sutil.
5º. Cada SUMS, por su parte, es un Universo. Y tiene tanto un
centro (Censums) como un límite exterior, que se corresponde con lo que la
ciencia humana llama, por ejemplo, “Gran Muralla Sloan”. Repitiendo la pauta
descrita, del Censums surgen, como proyección holográfica, vibracional y
fractal (PHVF-N4), los Complejos de Supercúmulos o Hipercúmulos, que se agrupan
como red fractal en torno al centro de la
SUMS.
6º. Los Complejos de Supercúmulos o Hipercúmulos se hallan conformados
por Supercúmulos, que son proyección holográfica, vibracional y fractal
(PHVF-N5) del centro del Hipercúmulo y se configuran cual red fractal a su
alrededor. Cada Hipercúmulo cuenta con un límite exterior, que es, verbigracia,
lo que la astrofísica denomina “Gran Muralla”.
7º. Los Supercúmulos están formados por Cúmulos o Grupos
Galacticos, que aparecen como proyección holográfica, vibracional y
fractal (PHVF-N6) del centro del Supercúmulo, estructurándose como red en torno
a él.
8º. Los Cúmulos o Grupos Galácticos también tienen un límite
exterior y un centro, desde el que surgen las galaxias como proyección
holográfica, vibracional y fractal (PHVF-N7).
9º. Y cada galaxia cuenta con multitud de estrellas y sistemas
planetarios que se agrupan alrededor del Centro Galáctico y son su proyección
holográfica, vibracional y fractal (PHVF-N8).
Experiencia humana y Matriz Holográfica
Y la experiencia humana, ¿cómo encaja en todo esto?
Acabo de sintetizar el desenvolvimiento holográfico en consonancia con su
sentido natural, que es “descendente” en escalas y niveles y Dimensiones a
partir del Centro o Punto de Unificación del MultiOnmiverso en el que el
Onmiverso Local de integra.
No obstante, cuando la observación se realiza desde la perspectiva humana, la
Matriz Holográfica se percibe desde “abajo” y, en coherencia
con ello, en sentido “ascendente”. Este es el esquema básico de lo que así se
contempla:
1º. La vida humana se desarrolla en el seno de la
Tierra y dentro de un sistema planetario que cuenta con un
centro –el Sol- y un límite exterior –la
Nube de Oort-.
2º. El sistema solar pertenece a Dunga, la galaxia que la
Humanidad llama Vía Láctea, de cuyo centro -Centro Galáctico-
aparecen, como PHVF-N8, todas las estrellas y sistemas planetarios que la
componen.
3º. La Vía
Láctea se integra en un Cúmulo o Grupo Galáctico –Cúmulo o
Grupo Local- compuesto por medio centenar de galaxias. Su centro se encuentra
en el centro de la galaxia Andrómeda y desde él surgen, como PHVF-N7, todas las
galaxias que lo constituyen.
4º. El Cúmulo o Grupo Galáctico Local se inserta en un
Supercúmulo que la ciencia humana llama Supercúmulo de Virgo o Supercúmulo
Local. Su centro es el “Gran Atractor”, que la astrofísica considera una
anomalía gravitatoria del espacio intergaláctico que arrastra
las galaxias a lo largo de una región de millones de años luz.
En realidad, es un gigantesco Proyector Holográfico desde el que emana, como
PHVF-N6, la parte del Universo mejor conocida actualmente por la
Humanidad.
5º. El Supercúmulo de Virgo pertenece a un Hipercúmulo que la
ciencia llama Complejo de Supercúmulos de Piscis-Cetus o Hipercúmulo Local, que
cuenta, igualmente, con un centro, desde el que aparecen, como PHVF-N5, todos
los Supercúmulos que lo conforman. La ciencia llama Gran Muralla al límite
exterior de este Hipercúmulo Local y lo localiza a doscientos millones de años
luz de la Tierra.
6º. El Complejo de Supercúmulos de Piscis-Cetus pertenece a una
Subunidad Multiversal y Supersimétrica (SUMS) o Universo Local. De su centro
–Censums- surgen, como PHVF-N4, la globalidad de Complejos de Supercúmulos o
Hipercúmulos que lo configuran. La astrofísica denomina llama Gran Muralla
Sloam al límite exterior de esta SUMS o Universo local y lo sitúa a mil
millones de años luz de la
Tierra.
7º. El Universo Local se inserta en una Unidad Multiversal y
Supersimétrica (UMS) o Multiverso Local. De su centro –Cenums- emanan,
como PHVF-N3, la totalidad de las SUMS que lo conforman.
8º. El Multiverso Local se integra en un Omniverso, el Omniverso
Local (OL), de cuyo centro –Centro Omniversal- surgen, como PHVF-N2, todas las
UMS que lo componen.
9º. El Omniverso Local es una proyección holográfica,
vibracional y fractal de nivel 1 (PHVF-N1) del centro del MultiOnmiverso,
MultiOnmiverso Local, al que pertenece.
10º. Y este MultiOnmiverso Local es uno entre la infinidad de
MuliOmniversos que configuran el Cosmos.
En el libro Dios afirmas que en la
Divinidad todo se integra -pues no hay desunión posible con
ella-, hablas de dos dimensiones dentro de la
Unicidad y la
Unidad de Dios -la dimensión subyacente o ámbito de lo
Inmanifestado y la dimensión superficial o esfera de lo Manifestado- y muestras
que, siendo lo Manifestado proyección vibracional de lo Inmanifestado, la
Creación y, dentro de ella, el Cosmos son una especie de
gigantesca y descomunal Matriz Holográfica
Lo Inmanifestado está
más allá de la razón y el intelecto y sólo puede ser presentido e intuido desde
una introspección interior que -guiada por el Corazón- nos adentre en nuestro
“verdadero ser” y “naturaleza esencial” hasta la identificación con el Dios que
es yo –cada uno, todos y todo-.
En cuanto a lo Manifestado -que es todo lo engendrado y creado como proyección
vibracional de lo Inmanifestado-, es un campo vibratorio sin principio ni fin
con tres características fundamentales:
+La base esencial de lo Manifestado -la causa directa de su
existencia- es la
Vibración Pura y Primigenia (VPP o vibración del Vacío)
que emana natural y espontáneamente de lo Inmanifestado.
+La VPP ,
siendo Vibración Pura de lo Inmanifestado, reverbera (Verbo) en el propio Vacío
Inmanifiesto. Y este Verbo o reverberación constituye el “soporte existencial”
de lo Manifestado: una Red infinita de ADN preexistente a la
Vida misma; una especie de rejilla supercuántica, subcuántica,
supersimétrica e interactiva de naturaleza vibratoria y envergadura infinita.
+Y sobre esta Red se configura -vibracional y holográficamente- la
Creación y, en el seno de ella, el Cosmos, con todos sus
componentes: formas, fenómenos, modalidades de vida y existencia… Todos son
Uno, aunque adquieran apariencia de diversidad al condensarse en su
desenvolvimiento vibratorio en infinidad de frecuencias vibracionales (el ser
humano intenta comprenderlas, agruparlas y catalogarlas a través de las
llamadas Dimensiones).
Y sigues diciendo en el libro que cada uno de los
componentes de la Creación
-a la escala “macro” o “micro” que sea- son “hologramas” dentro del Gran
Holograma que es la Creación
y lo Manifestado, como proyección vibracional de lo Inmanifestado; y no poseen
sustancialidad. Por tanto, la
Creación entera es una “realidad virtual” y carece de
tangibilidad y “aspecto” concreto.
¡Así es!
Y, por último, cada modalidad de vida existente en la
Creación -siendo todas de entidad igualmente holográfica-
otorga a la Creación
y sus componentes el aspecto, forma, identidad y características derivadas de
las percepciones conscienciales asociadas al tipo de holograma (frecuencia
vibracional) que se trate, con las “ventanas” conscienciales que tenga
asociadas.
Y este esplendoroso marco, el ser humano…
El ser humano no es, por supuesto, una excepción. Al identificarse con su
componente material y mental -que realmente es otro holograma-, contempla el
Gran Holograma de la Creación
desde las ventanas conscienciales de su cuerpo físico; esto es: los sentidos
corpóreo-mentales.
Pero, al “mirar” por estas “ventanas”, no visualiza algo objetivo, sino un Gran
Holograma que toma la forma y los perfiles coherentes y congruentes con las
características de las propias “ventanas” y el estado consciencial que se
proyecta a través de las mismas.
Con lo que nos adentramos en la percepción de la vida
como sueño, con la que cierras el libro.
¡Sí, la vida es sueño! Ahora bien, no
nos olvidemos que el sueño puede ser experienciado “despierto” –es decir:
consciente de que de un sueño se trata- o “dormido” –sin esa consciencia y
sumido en la ensoñación-. Y lo que diferencia a un estado del otro es la toma
de consciencia sobre nuestro “verdadero ser” y “naturaleza esencial”, que son
absolutamente divinales.
Creo que es una buena manera de dar por finalizada esta
conversación. Muchas gracias, Emilio.
Gracias a ti. ¡Ha sido un placer!